5/12/09

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Cambia tu actitud y sánate

La salud está tan relacionada con la felicidad que no podemos tener la última sin la primera; sin embargo, los individuos, después de hacer sus labores cotidianas, buscan rutinas diferentes en un intento por salir de la intensa vida en que se encuentran sumergidos. Muchos especialistas han supuesto que el hombre no puede evitar esa búsqueda de la felicidad, pues de otra forma no podría mantenerse psicológica y somáticamente equilibrado.

Nadie puede negar que existe una influencia entre nuestra salud y nuestra actitud mental. Una actitud positiva, un alto grado de motivación y entusiasmo crean las condiciones apropiadas para el desarrollo de una buena salud, una buena digestión y el desarrollo normal de los procesos metabólicos del cuerpo.

Lo cierto es que pensar es practicar química cerebral. Nuestra calidad de vida es el resultado de nuestros hábitos y estos, a su vez, son el producto de nuestras acciones. Sin embargo, toda acción va precedida por un pensamiento y una de las consecuencias de los pensamientos que albergamos en nuestra mente es la secreción de hormonas, desde glándulas como el hipotálamo y la pituitaria. Éstas se encargan de transmitir mensajes a otras partes del cuerpo. Por ejemplo, si tenemos pensamientos hostiles y de enojo, nuestro corazón se acelera, sube la presión arterial y la cara se sonroja. Los sentimientos de ira, enemistad, resentimiento, depresión y tristeza, debilitan el sistema inmunológico del cuerpo y favorecen la aparición de las llamadas enfermedades psicosomáticas.

Los pensamientos positivos como el entusiasmo y el amor producen un flujo de neurotransmisores y hormonas en el sistema nervioso central, que estimula, da energía al cuerpo y crea las circunstancias propicias para el mantenimiento o restauración de una buena salud. Cada uno de nosotros es, hasta cierto punto, responsable por el nivel de salud del cual estemos disfrutando.

¿Se ha dado cuenta cómo aquellas personas que constantemente se quejan por todo, generalmente son las mismas que suelen enfermarse con más frecuencia? Martín Seligman, profesor de la Universidad de Pennsylvania, asevera que el sistema inmunológico de la persona pesimista y negativa no responde tan bien como el de la persona optimista y positiva.

Una actitud triunfadora y perseverante no sólo nos puede ayudar a alcanzar nuestras metas, sino que en muchas ocasiones puede ser la diferencia entre la vida y la muerte. Un grupo de investigadores del hospital King´s College de Londres, realizó un estudio con 57 pacientes que sufrían de cáncer del seno y que habían recibido una masectomía. Siete de cada diez mujeres de aquellas que poseían un “espíritu de lucha”, diez años más tarde aún tenían vidas normales, mientras que cuatro de cada cinco de aquellas personas que en opinión de los doctores “habían perdido la esperanza”, poco tiempo después de haber oído su diagnóstico, habían muerto.

La buena noticia es que usted puede cambiar su actitud y el efecto negativo que ésta ejerza sobre su salud física. Empiece por modificar la clase de pensamientos que mantiene en su mente. Sea optimista, su vida puede depender de ello.