7/7/10


El hombre siempre envía mensajes, aunque no tenga conciencia de ello, o aunque voluntariamente no quiera comunicarse. Cuando están dos individuos en su casa, y uno está leyendo atentamente el periódico, este último está decidiendo ‘ahora no quiero hablar, prefiero leer el periódico’, y cuando el compañero de butaca del teatro bosteza continuamente, y de vez en cuando mira el reloj, entendemos ‘está aburrido, la obra no le gusta’.


El mensaje sin sentido, el silencio, el retraimiento, la inmovilidad (el silencio del cuerpo).
Cuando tenemos un perro en casa, y decimos que ‘comprende’ lo que decimos, es claro que no entiende el significado de las palabras, pero sí toda la comunicación no verbal que las acompaña, el tono de voz, el ritmo y secuencia de las palabras, los gestos, etc.
Si estamos a disgusto en una reunión, es fácil decir que estamos cómodos, pero más difícil que nuestra cara no refleje en algún momento el disgusto, y nuestro cuerpo, a través de cambios constantes y de la tensión muscular existente, no nos delate.
La complejidad de la comunicación humana, la polisemia de los mensajes (cada mensaje no tiene un solo significado, sino varios) hace que podamos incurrir en error al interpretar el mensaje, dando lugar a malentendidos, con importantes repercusiones en las relaciones humanas. Interpretar como desprecio una señal que no lo es, permitirnos iniciativas amorosas cuando no hay razón para ello, puede ponernos en situaciones difíciles.
Sin embargo, puede suceder que descifremos correctamente el mensaje, peor que éste sea contradictorio, confuso o paradójico.
La historia de la comunicación humana es significativa. Cada individuo repite el proceso que realizó la especie, la ontogénesis (desarrollo del individuo) repite la filogénesis (evolución de la especie). Del lenguaje de los gestos y del lenguaje de acción, de los actos, a la posterior adquisición de la palabra, para pasar con la escolarización al aprendizaje de la lectura y la escritura.
El lenguaje no verbal puede repetir, contradecir, sustituir, reforzar y regular el lenguaje verbal de las siguientes formas:
REPETICIÓN: el gesto repite la palabra ; repetimos, por ejemplo, cuando al responder sí, a la vez hacemos un gesto afirmativo con la cabeza.
CONTRADICCIÓN: a veces el gesto contradice a la palabra. Un invitado está a la mesa y pregunta si le gusta la comida, responde: ‘sí, mucho, está buena’, pero pone cara de desagrado.
SUSTITUCIÓN: el gesto sustituye a la palabra. Un amigo dice a otro: ‘quedamos esta tarde en la puerta del cine’, y la respuesta es un gesto afirmativo.
REFUERZO: el gesto refuerza la palabra. Imaginémonos un padre que espera impaciente la llegada de su hijo por la noche, cuando abre la puerta le recibe con ‘ ¡qué hora son éstas de llegar!’, a la vez que señala ostentosamente el reloj.
REGULACIÓN: el gesto se utiliza también para regular la conversación. Si queremos hacer uso de la palabra, podemos levantar el índice o efectuar una inspiración, mientras nos enderezamos en el asiento, como diciendo ‘ahora voy a hablar’. Por el contrario, cuando no queremos hacer uso de la palabra, solemos mantener la atención, y de vez en cuando asentir ‘me interesa lo que dices, sigue’, sería el mensaje.
EL LENGUAJE DE LA CARA
La cara posee una capacidad comunicativa. Es fundamental en la comunicación de los estados emocionales, nos suministra datos abundantes en las relaciones interpersonales y debido a su gran visibilidad se le presta especial atención. El rostro es un sistema de multimensaje, y es capaz de enviar mensajes muy diversos.
La expresión facial es un importante factor en la comunicación humana. El famoso investigador Paul Ekman sugiere que el rostro soporta la información relativa al estado emocional, mientras que el resto del cuerpo comunica información acerca de la intensidad de la emoción.
Dos teorías fundamentales de las emociones consideran sólo un determinado número de emociones, a las que entienden como básicas, y a partir de las cuales, precisamente, se componen las demás.
Numerosos estudios realizados demuestran que la cara es juzgada en primer lugar con arreglo a lo agradable o desagradable que sea la emoción manifestada, el parámetro descriptivo que aparece en segundo lugar en cuanto a frecuencia, es actividad (excitado, tenso) o pasividad (tranquilo, somnoliento) de la expresión, viniendo en tercer lugar el parámetro intenso-controlado.
El hombre siempre envía mensajes, aunque no tenga conciencia de ello, o aunque voluntariamente no quiera comunicarse. Cuando están dos individuos en su casa, y uno está leyendo atentamente el periódico, este último está decidiendo ‘ahora no quiero hablar, prefiero leer el periódico’, y cuando el compañero de butaca del teatro bosteza continuamente, y de vez en cuando mira el reloj, entendemos ‘está aburrido, la obra no le gusta’.

El mensaje sin sentido, el silencio, el retraimiento, la inmovilidad (el silencio del cuerpo).
Cuando tenemos un perro en casa, y decimos que ‘comprende’ lo que decimos, es claro que no entiende el significado de las palabras, pero sí toda la comunicación no verbal que las acompaña, el tono de voz, el ritmo y secuencia de las palabras, los gestos, etc.
Si estamos a disgusto en una reunión, es fácil decir que estamos cómodos, pero más difícil que nuestra cara no refleje en algún momento el disgusto, y nuestro cuerpo, a través de cambios constantes y de la tensión muscular existente, no nos delate.
La complejidad de la comunicación humana, la polisemia de los mensajes (cada mensaje no tiene un solo significado, sino varios) hace que podamos incurrir en error al interpretar el mensaje, dando lugar a malentendidos, con importantes repercusiones en las relaciones humanas. Interpretar como desprecio una señal que no lo es, permitirnos iniciativas amorosas cuando no hay razón para ello, puede ponernos en situaciones difíciles.
Sin embargo, puede suceder que descifremos correctamente el mensaje, peor que éste sea contradictorio, confuso o paradójico.
La historia de la comunicación humana es significativa. Cada individuo repite el proceso que realizó la especie, la ontogénesis (desarrollo del individuo) repite la filogénesis (evolución de la especie). Del lenguaje de los gestos y del lenguaje de acción, de los actos, a la posterior adquisición de la palabra, para pasar con la escolarización al aprendizaje de la lectura y la escritura.
El lenguaje no verbal puede repetir, contradecir, sustituir, reforzar y regular el lenguaje verbal de las siguientes formas:
REPETICIÓN: el gesto repite la palabra ; repetimos, por ejemplo, cuando al responder sí, a la vez hacemos un gesto afirmativo con la cabeza.
CONTRADICCIÓN: a veces el gesto contradice a la palabra. Un invitado está a la mesa y pregunta si le gusta la comida, responde: ‘sí, mucho, está buena’, pero pone cara de desagrado.
SUSTITUCIÓN: el gesto sustituye a la palabra. Un amigo dice a otro: ‘quedamos esta tarde en la puerta del cine’, y la respuesta es un gesto afirmativo.
REFUERZO: el gesto refuerza la palabra. Imaginémonos un padre que espera impaciente la llegada de su hijo por la noche, cuando abre la puerta le recibe con ‘ ¡qué hora son éstas de llegar!’, a la vez que señala ostentosamente el reloj.
REGULACIÓN: el gesto se utiliza también para regular la conversación. Si queremos hacer uso de la palabra, podemos levantar el índice o efectuar una inspiración, mientras nos enderezamos en el asiento, como diciendo ‘ahora voy a hablar’. Por el contrario, cuando no queremos hacer uso de la palabra, solemos mantener la atención, y de vez en cuando asentir ‘me interesa lo que dices, sigue’, sería el mensaje.
EL LENGUAJE DE LA CARA
La cara posee una capacidad comunicativa. Es fundamental en la comunicación de los estados emocionales, nos suministra datos abundantes en las relaciones interpersonales y debido a su gran visibilidad se le presta especial atención. El rostro es un sistema de multimensaje, y es capaz de enviar mensajes muy diversos.
La expresión facial es un importante factor en la comunicación humana. El famoso investigador Paul Ekman sugiere que el rostro soporta la información relativa al estado emocional, mientras que el resto del cuerpo comunica información acerca de la intensidad de la emoción.
Dos teorías fundamentales de las emociones consideran sólo un determinado número de emociones, a las que entienden como básicas, y a partir de las cuales, precisamente, se componen las demás.
Numerosos estudios realizados demuestran que la cara es juzgada en primer lugar con arreglo a lo agradable o desagradable que sea la emoción manifestada, el parámetro descriptivo que aparece en segundo lugar en cuanto a frecuencia, es actividad (excitado, tenso) o pasividad (tranquilo, somnoliento) de la expresión, viniendo en tercer lugar el parámetro intenso-controlado.

24/5/10

Familia:

¿Cuántas veces os permitís reír al cabo de un día?

¿Cuántas veces os permitís jugar?

¿Cuántas horas os dedicáis al día, tan solo para hacer aquello que os gusta y os satisface?

¿Cuántas veces os permitís reír al cabo de un día?

¿Cuántas veces os permitís jugar?

¿Cuántas horas os dedicáis al día, tan solo para hacer aquello que os gusta y os satisface?

¿Os permitís caprichos alguna vez, o sois de los que decís, esto no me lo puedo permitir?

¿Qué habilidades creativas estáis moviendo en vosotros y dejando fluir?

¿Pintáis, escribís poesía, bailáis, escucháis música, hacéis ejercicio, cuidáis vuestro cuerpo, quedáis con amigos por el simple placer de conversar?

¿Tenéis algún día especial que sea el día vuestro, tan solo para vosotros?

¿Os mimáis y hacéis por vosotros mismos, lo que harías por un niño que fuera vuestro propio hijo?

Si no hacéis nada de esto, ¿a qué estáis esperando familia?

El niño interior tiene gran parte del poder de cocrear: si el niño interior no está sano, y se sienta arropado, amado, y sienta que juegan con el y ríen con el, bloqueará más de una cocreación.

¿Tenéis sentido del ridículo?

¿Seriáis capaces de descalzaros en el césped de cualquier parque?

¿Os dejaríais mojar por una lluvia, disfrutando de ello, sin tener que llevar el paraguas?

¿Seriáis capaces de hacer algo considerado loco por otros, en un momento dado?

¿Seguís siempre todas las normas, o sois capaces de saltaros alguna?

¿Os mantenéis ocupados un día tras otro, teniendo tanto que hacer, que no tenéis ni un rato para simplemente ser y fluir con lo que os apetecería realmente hacer, si no tomarais tantas obligaciones?

¿Os atreveríais a dejaros dos horas al día tan solo para vosotros, sin compartirlas con nadie mas, o compartiendo pero porque os guste hacerlo?

Estas cosas de las que hablo, son cosas de las que se requieren en parte, para tener un niño interior sano. Ser capaces de disfrutar de los momentos en que tenemos que cumplir ciertas responsabilidades, y ser capaces de dejarnos tiempos para hacer lo que se nos pegue la regalada gana.

Cuando todos los días podáis hacer cosas que os hagan reír, estar felices, disfrutar de la vida fluyendo con ella, vivir en el ahora, jugar y meteros en la energía del juego hasta extasiaros de cada cosa que hagáis, entonces el niño interior estará feliz y cooperara con vosotros en cada cosa que decidáis crear.

Os dejo estas preguntitas para que os las hagáis a vosotros mismos, y valoréis cuánto tiempo os dedicáis en vuestra vida a vosotros mismos, y qué hacéis en ese tiempo.

Un abrazo familia...

3/4/10

La persistencia es la cualidad de hierro del carácter. Es al carácter del hombre lo que el carbón es al acero. Es una cualidad que va de la mano con todos los grandes éxitos de la vida.
Uno de los grandes secretos del éxito es programar su mente subconsciente para la persistencia, antes de que lleguen las cosas que lo puedan hacer retroceder y desilusionarse de su misión personal o de sus metas. Resuelva con anticipación que nunca se rendirá, sin importar lo que pase.
Cuando usted está acongojado con un problema o una dificultad, no tiene tiempo suficiente para desarrollar la persistencia y la determinación necesarias. Pero, si planea con anticipación para los altibajos inevitables de la vida, cuando estos lleguen, estará psicológicamente preparado para enfrentarlos con decisión y valentía.
El coraje para persistir frente a la adversidad y la desilusión, es la cualidad responsable de un mayor número de triunfos y fortunas. Su atributo personal más grande puede ser su voluntad y decisión de mantenerse al frente de cualquier empresa o aventura que decida emprender, mucho más tiempo del que cualquier otra persona estaría dispuesta a hacerlo. De hecho, la persistencia es la verdadera medida de su creencia en sí mismo y su habilidad para triunfar.
Recuerde que toda la vida es una prueba. Para que usted triunfe debe pasar la “prueba de la persistencia.” Ésta es un examen de su capacidad para evitar doblegarse ante las dificultades que la vida pueda presentarle. Puede presentársele en cualquier momento, cuando menos la espera y donde menos piensa. Usted toma la prueba de la persistencia cada vez que es confrontado por una dificultad inesperada, la desilusión, las caídas, el fracaso o una crisis en la vida. Es aquí cuando puede mostrar de qué está hecho usted realmente.
Epícteto, el filósofo romano, escribió alguna vez que: “Las circunstancias no hacen al hombre. Ellas, solamente lo revelan a él ante sí mismo.”
Las caídas y las crisis son inevitables en su vida. Si usted se está moviendo hacia la realización de sus objetivos es muy posible que enfrente crisis con cierta frecuencia. En el intermedio de estas crisis inevitables habrá una sucesión continua de problemas y dificultades. Entre más cosas intente, más grandes serán sus metas, más decidido estará usted a hacerse millonario, y por lo tanto, experimentará más problemas y crisis.
Lo único que usted puede controlar es cómo responde a estas dificultades y caídas. Cada vez que lo hace de manera positiva y constructiva, se vuelve más fuerte, mejor y más capaz de manejar el siguiente problema o crisis que aparezca. Eventualmente, usted llega a un punto en la vida en que es absolutamente imparable.
Usted se convertirá en una fuerza de la naturaleza; en el tipo de persona que nunca se rinde, sin importar cuál sea la dificultad o el obstáculo que se interponga en su camino; siempre encontrará la manera de pasar sobre éste, debajo de éste, alrededor de éste o a través de éste.

13/3/10

¿Quiénes son tus amigos?,
por Helios Herrera

Mientras más avanza la vida, más difícil pareciera el hacerse de nuevos amigos. Al principio nuestros amigos son temporales, ya que la amistad empieza por ser circunstancial. Es decir, nos hacemos amigos de personas con las que coincidimos de acuerdo a circunstancias específicas. Así pues, los niños con los que compartimos la escuela se hacen nuestros amigos al menos durante el tiempo de la escuela.

Cierto es que no todos los compañeros del salón se hacen nuestros amigos; algunos simplemente llegaron a nuestras vidas y forman parte de ellas más como conocidos, que como amigos.

Durante la juventud, con su consecuente rebeldia y ganas de cambiar el mundo es probablemente cuando se gestan las amistades más profundas, aquellas que se adornan con emocionalidad y se alojan en nuestras entrañas. Es tal vez la etapa en la que, con mayor libertad, escogemos a nuestros amigos, dependiendo muy poco de las circunstancias.

Ni bien termina la juventud somos "casi succionados" por el matrimonio o la vida en pareja y poca oportunidad tenemos de hacer nuevos amigos… y de cultivar los viejos, y pocos, muy pocos años despues, perdemos inclusive la individualidad al pasarnos la vida social siendo "el papá de alguien," o "la mamá de alguien." Oportunidad, cabe decirlo, de engendrar nuevas relaciones con los padres de los compañeros de nuestros hijos, con los que tenemos en común, al menos, la comunidad educativa que escogimos para nuestros críos.

En fin, la vida pasa y los entrañables se van quedando, las posibilidades de nuevos vínculos van objetivamente disminuyendo. Así pues, podemos llenar nuestra agenda de relaciones y conocidos, pero pocos que realmente sean atesorados con emocionalidad… Lograr además que esta emocionalidad sea recíproca… bueno ya está mucho más difícil.

Entonces… ¿realmente no podemos hacernos de nuevos amigos siendo adultos? Por supuesto que sí, pero el concepto es primero, más objetivo, y segundo… más consciente.

Cuando me refiero a objetivo, no puedo más que recordar el concepto que me enseñó mi amigo Gonzalo González hace muchos años:

"Amigo es aquel quien decido conscientemente
que siempre puede contar conmigo."

Esta postura me ha permitido no perder amigos a lo largo de la vida, no retirar el cariño ni la incondicionalidad hacia la otra persona a pesar de la distancia, el tiempo o incluso la pérdida de interés de la otra parte.

Cuando me refiero a más consciente, lo hago aseverando que los amigos son personas que nosotros decidimos incluir en nuestra vida. Si bien es cierto que podemos amar a nuestros padres y hermanos, ellos nos fueron impuestos, nunca los escojimos. También es cierto que escogimos a nuestra pareja para fincar una familia, pero también que con nuestros amigos no sostenemos una relación romántica, ni física, luego entonces los vínculos que decidimos crear son, o deben ser, mucho más objetivos y conscientes, ya que nunca se ven afectados por endorfinas o procesos de enamoramiento romántico.

Por supuesto que escojemos a aquellos individuos que de alguna manera nos hacen la vida fácil, con los que nos es grato compartir el tiempo ya que nos hacen sentir bien, pero cuando adultos, la decisión de ofrecer amistad no necesariamente debe estar en línea con la de aceptar amistad, somos más selectivos, más cuidadosos y más celosos de nuestro tiempo y de a quién invitamos a nuestra vida.

Ojalá que puedas incluir en tu agenda a un amigo nuevo… ¿cada año? Ojalá que puedas decidir en consciencia elegir a una persona y hacerle saber que es tu amigo… porque siempre puede contar contigo… Si además coincide que tú formas parte de su decisión personal de amistad…¡enhorabuena! Si no, simplemente disfruta la amistad que te une a ti con él, o con ella.

Por este medio, aprovecho para agradecer su presencia en mi vida a tantos y tantos amigos, de los de ayer, de los de entonces, de los de ahora, de los de siempre, de los olvidados, de los bien amados, de los que han partido, de los que han dejado, de los que viven en mi corazón y en él sembraron.

Piensa, Reflexiona y Actúa.

¿Quiénes son tus amigos?,
por Helios Herrera

Mientras más avanza la vida, más difícil pareciera el hacerse de nuevos amigos. Al principio nuestros amigos son temporales, ya que la amistad empieza por ser circunstancial. Es decir, nos hacemos amigos de personas con las que coincidimos de acuerdo a circunstancias específicas. Así pues, los niños con los que compartimos la escuela se hacen nuestros amigos al menos durante el tiempo de la escuela.

Cierto es que no todos los compañeros del salón se hacen nuestros amigos; algunos simplemente llegaron a nuestras vidas y forman parte de ellas más como conocidos, que como amigos.

Durante la juventud, con su consecuente rebeldia y ganas de cambiar el mundo es probablemente cuando se gestan las amistades más profundas, aquellas que se adornan con emocionalidad y se alojan en nuestras entrañas. Es tal vez la etapa en la que, con mayor libertad, escogemos a nuestros amigos, dependiendo muy poco de las circunstancias.

Ni bien termina la juventud somos "casi succionados" por el matrimonio o la vida en pareja y poca oportunidad tenemos de hacer nuevos amigos… y de cultivar los viejos, y pocos, muy pocos años despues, perdemos inclusive la individualidad al pasarnos la vida social siendo "el papá de alguien," o "la mamá de alguien." Oportunidad, cabe decirlo, de engendrar nuevas relaciones con los padres de los compañeros de nuestros hijos, con los que tenemos en común, al menos, la comunidad educativa que escogimos para nuestros críos.

En fin, la vida pasa y los entrañables se van quedando, las posibilidades de nuevos vínculos van objetivamente disminuyendo. Así pues, podemos llenar nuestra agenda de relaciones y conocidos, pero pocos que realmente sean atesorados con emocionalidad… Lograr además que esta emocionalidad sea recíproca… bueno ya está mucho más difícil.

Entonces… ¿realmente no podemos hacernos de nuevos amigos siendo adultos? Por supuesto que sí, pero el concepto es primero, más objetivo, y segundo… más consciente.

Cuando me refiero a objetivo, no puedo más que recordar el concepto que me enseñó mi amigo Gonzalo González hace muchos años:

"Amigo es aquel quien decido conscientemente
que siempre puede contar conmigo."

Esta postura me ha permitido no perder amigos a lo largo de la vida, no retirar el cariño ni la incondicionalidad hacia la otra persona a pesar de la distancia, el tiempo o incluso la pérdida de interés de la otra parte.

Cuando me refiero a más consciente, lo hago aseverando que los amigos son personas que nosotros decidimos incluir en nuestra vida. Si bien es cierto que podemos amar a nuestros padres y hermanos, ellos nos fueron impuestos, nunca los escojimos. También es cierto que escogimos a nuestra pareja para fincar una familia, pero también que con nuestros amigos no sostenemos una relación romántica, ni física, luego entonces los vínculos que decidimos crear son, o deben ser, mucho más objetivos y conscientes, ya que nunca se ven afectados por endorfinas o procesos de enamoramiento romántico.

Por supuesto que escojemos a aquellos individuos que de alguna manera nos hacen la vida fácil, con los que nos es grato compartir el tiempo ya que nos hacen sentir bien, pero cuando adultos, la decisión de ofrecer amistad no necesariamente debe estar en línea con la de aceptar amistad, somos más selectivos, más cuidadosos y más celosos de nuestro tiempo y de a quién invitamos a nuestra vida.

Ojalá que puedas incluir en tu agenda a un amigo nuevo… ¿cada año? Ojalá que puedas decidir en consciencia elegir a una persona y hacerle saber que es tu amigo… porque siempre puede contar contigo… Si además coincide que tú formas parte de su decisión personal de amistad…¡enhorabuena! Si no, simplemente disfruta la amistad que te une a ti con él, o con ella.

Por este medio, aprovecho para agradecer su presencia en mi vida a tantos y tantos amigos, de los de ayer, de los de entonces, de los de ahora, de los de siempre, de los olvidados, de los bien amados, de los que han partido, de los que han dejado, de los que viven en mi corazón y en él sembraron.

Piensa, Reflexiona y Actúa.

28/2/10

Con frecuencia, la preocupación de los pensamientos destinados a conseguir un determinado fin, no nos permite la plena
conciencia de nuestras posturas corporales.
La práctica de adquirir conocimiento de la adopción de posiciones es extremadamente difícil, pero muy favorable para
cambiar nuestros estados de ánimo. Es un hecho mundialmente conocido que cuerpo y mente interactúan de tal manera
que se influyen entre sí.
No podemos manifestar una emoción sin que ésta vaya acompañada de un cambio fisiológico. Los pensamientos afectan
nuestra fisiología de la misma manera en que ésta condiciona nuestro mundo interno y determina nuestro estado anímico.
Cambiar la fisiología puede afectar los procesos bioquímicos del organismo de manera positiva o negativa. Cuando no se
está pendiente de cambiarla, los efectos suelen ser negativos y conducen a un círculo vicioso. La postura de su cuerpo
afecta gravemente el estado de ánimo en el cual se encuentra: observe la manera en que está sentado en este momento.
Ahora, siéntese recto, lleve sus hombros del espaldar de la silla y mantenga la cabeza erguida. Al hacer esto, creará más
energía en su cuerpo, al mismo tiempo que continúa leyendo acerca de cómo la fisiología condiciona los estados de ánimo.
En cualquier momento, mediante un ejercicio sencillo, usted puede comprobar cómo se ve afectado su estado emocional
por la postura de su cuerpo. De una manera negativa: si usted deja caer sus hombros, comienza a inclinarse ligeramente
hacia delante, relaja sus músculos, respira superficialmente y se mantiene cabizbajo por unos cuantos minutos, podrá
experimentar lentamente cómo sus sentimientos se harán más y más depresivos.
Si usted adopta actitudes de desgano y cansancio, experimentará cómo se le van las fuerzas y decae su estado anímico.
Ahora compruebe la otra cara de la moneda. De una manera positiva: si usted adopta una postura derecha, especialmente
en el cuello y la cabeza, respirando profundamente, y luego abre los brazos y sonríe, podrá notar cómo, por lo menos, recupera
su humor y una visión más positiva de la vida.
A veces no resulta fácil despojarse de los problemas que abruman nuestra conciencia y de encontrar un minuto para sonreír,
pero hacerlo puede afectar la manera en que usted sobrelleva los momentos difíciles del curso de la vida cotidiana.
La comunicación no verbal es extremadamente crucial entre los seres humanos: despierte su cuerpo de manera consistente
y aprenda a situarse en estados placenteros, y observará que usted se comportará, sea en un ambiente laboral o social, como
si aquel fin determinado que tanto lo preocupa conseguir ya está ocurriendo.
Cambie sus emociones
Pregúntese si alguna vez ha visto usted a una persona que se siente plenamente feliz, mirando hacia abajo, con el cuerpo
ladeado, los hombros encogidos y con una mirada vaga, representando el famoso papel de víctima por el cual hay que sentir
cierta compasión. Lo más probable es que no. Cualquier persona puede seguir sintiéndose bien si ya se ha lo ha hecho antes.
No es difícil lograrlo si usted tiene conciencia de que puede utilizar su cuerpo como una herramienta para cambiar su estado
de ánimo. El movimiento controlado del cuerpo constituye la imagen de una mente en posesión de sí misma. Dirigiendo la
atención a la postura de su cuerpo, logrará dominar la prisa nerviosa de los movimientos al caminar, y las distorsiones inútiles
y perjudiciales.
Además, evitará malformaciones al sentarse o tenderse, que luego requerirán tratamiento médico, y evitará la fatiga inútil de
su cuerpo y su mente. Perfeccionando esta práctica, logrará más resultados positivos que negativos.